domingo, 7 de junio de 2009

Paréntesis

Ya lo advertí. Espero (siempre algún resquicio), no obstante, seguir con esto más adelante; la continuación de «Removido y agitado» está desde hace semanas en mi cabeza, de modo que...

Mi futuro inmediato está íntimamente relacionado con las letras, pero, quizá por tratarse de trabajo (haré de corrector profesional, lo que no dejará de implicar mecanicismo, repetición, y obligación hasta el punto —seguro, en algún momento— de hacerme olvidar el deleite que la tarea me proporciona), no siento interés por escribir. No así por leer, aun implicando asimismo mi labor la de leer sin parar; enfrascado y maravillado estoy ahora mismo con La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes: construida con su habitualmente vastísimo léxico, el autor creó una trama (basada, según dicen, en su propia vida) que nunca se estanca en una sola situación; suceden los hechos como agazapados para luego surgir de súbito sus respectivos desenlaces, sobrecogedores aun intuyendo uno, acaso, que se escondían al amparo de tal supuesta rutina. A mí —supongo que porque suelo dejarme llevar por la historia, sin molestarme en intentar predecir lo que se avecina— ya me ha dejado profundamente «descolocado» más de una vez.

En fin, sabed, al menos, que aguanto, que no me he ido, que acaso me hallo aletargado —o tal vez «creciendo»—. Saludos.

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