sábado, 16 de enero de 2010

Insaciable


Quiso la Mala Fortuna que un aguacero nos sorprendiera mientras escalábamos aquella escarpada montaña. Fue otro su deseo que la terrible lluvia hiciera precipitarse a mi compañero y, aprovechando la cuerda que nos unía, me arrastrara consigo. Con todo, no se sintió algo complacida sino hasta verlo a él muerto y destrozada mi espalda —cuando quedó móvil, en fin, solamente mi cabeza—, pese a que nos detuviera prontamente una repisa.

Nos avistaron, sí, unos guardabosques horas después, justo a tiempo de evitar que acabaran conmigo unos malditos cuervos. Mas por ello especialmente La maldigo cada noche, pues no pasa una desde entonces sin que aquellos lúgubres pájaros se me aparezcan en sueños, sobrevolando mi cuerpo; sin que oiga, más cercanos conforme se acostumbran a mis gritos y mis sollozos, sus estridentes graznidos y los movimientos de sus patas en la tierra; ninguna, os aseguro, sin que sienta sus violentos picotazos en los ojos que ya no tengo.

(Segundo y último microrrelato con que he participado en el I Certamen del Microrrelato de Terror ArtGerust: Homenaje a Edgar Allan Poe.)

3 comentarios:

  1. Menudo artista elegiste para homenajear. Es uno de mis escritores admirados. Es un excelente microrrelato.

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  2. Sí, pero creo que lo homenajeé mal (mira el artículo posterior a éste).

    Gracias, Patricia. Encantado de tenerte por aquí.

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  3. Patricia Ferreyra17 de enero de 2010, 3:22

    Bueno, si es por la ausencia del factor sobrenatural, es cierto. También en la ventana podría decirse que el protagonista solamente alucinaba y al demonio lo sobrenatural. La verdad es que los leo desde el placer de la lectura y no para juzgar si es digno o no de merecer algún premio. Sé que eso es importante, también es importante que llegues a la sensibilidad del lector y creo que conmigo lo lográs. ¡Saludos!

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