lunes, 26 de octubre de 2009

Elegía del teléfono (y de la madre que lo parió)


¡Pobre Graham Bell,
que sobre sí tanto soporta
de mis desechos el vertido!
Pero ¿es la culpa mía
si por media de alegría
me da su vil invento
cien veces por culo
y otras muchas de tormento?

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